jueves, 24 de octubre de 2013

Corazón amoratado. Llena de golpes ficticios a mi esperanza estoy, continuando un camino que se me presenta sin ti. He de reconocer que tampoco es que tuviera mucha fe en que fuera contigo, pero sí lo deseaba con el corazón. De verdad. Nunca te lo dije, jamás confesé que esperaba un futuro en el que formaras parte, sin dejarme, quedándote a mi lado y compartiendo las alegrías y las penas de igual manera contabilizadas sin importancia, sin miedos. Quería tenerte siempre. Te tuve tan poco. Siempre me han dicho que lo que fácil viene, fácil se va. Me han acusado de entregarme demasiado, de arriesgarme, de exponerme al sentimiento en un tiempo que ellos consideran muy corto, pero yo, ¿cómo explicarle al corazón que debe ir más despacio? ¿cómo frenar un sentimiento capaz de inundar, arrasar y llenar cualquier resquicio de vacío? Negarse a querer es un error, es como intentar ir en contra del oleaje, sino te dejas llevar probablemente te ahogas. Yo no es que me salvara de las olas, aún dejándome llevar acabé revolcada con los pulmones inundados, pero llegué a la orilla otra vez sabiendo que la próxima vez que estuviera entre las olas, tendría que intentar estar siempre por encima del agua. Que puedes dejarte llevar por un sentimiento, pero jamás dejar que te controle por completo. Que primero hay que cuidarse a uno mismo, de las olas, del mar, de la falta de oxígeno y después, después preocuparse por todo lo demás. Así que quise, y eso nunca estuvo mal, porque al igual que quise aprendí. No sé si eres mi lección número 22 o quizás la 50, pero me enseñaste algo cuando pensé que no me quedaba nada por aprender, me enseñaste a dar sin recibir, a querer sin esperar, que en amor no hay rencores y que arrepentirse de algo que fue bonito no es la solución. Gracias por tantas lecciones amor, las voy asimilando poco a poco y grabandomelas en la piel como me gustaría que se hubieran quedado grabados tus besos. Te echo de menos, a pesar de todo, y tú, tú me echas de más. ¿Qué le voy a hacer más que querer? ¿Qué voy a hacer más que quererte? Quien quiere no pierde, así que te voy a querer.

miércoles, 12 de junio de 2013

Desde que somos pequeños entendemos cual es nuestro hogar, conocemos el lugar donde vivimos o donde vamos a vivir. Entonces sabemos que ahí es donde vamos a crecer, a establecer nuestras raíces, a aprender a ser persona. Pero ¿qué es realmente un hogar?  Un hogar  no es ese sitio en el que creces sino ese sitio que te hace crecer. Es donde te sientes a salvo, donde crees que nada malo va a pasar, donde nada raro puede suceder. Es tu sitio en el mundo, el lugar para el que naciste. Pero yo creo que los hogares no con lugares, son personas. Es cuando estableces en alguien tu hogar cuando todo toma sentido, cuando esa persona se vuelve tu templo. Es ese momento en el que entiendes que con esa persona sea donde sea te sientes como en casa. Con quien no necesitas de nada más. Eso es un hogar. Aunque a veces tenemos que dejarlo, a veces nuestro hogar se aleja y nos queda tan distante y entonces es cuando entendemos lo vacía que se nos queda la vida. Sin un hogar todo pierde sentido, calidad e intensidad, sin un hogar pierdes todo lo conocido sin querer llegar a conocer más. Es una completa insatisfacción tenerlo lejos. Morirías por tenerlo cerca. Por eso te pido que vuelvas a casa. Aquí siempre espera tu hogar.

domingo, 31 de marzo de 2013

Quedan vacíos tan enormes. Quedaron huecos en mí tan difíciles de llenar y todo ahora parece tan complicado. Me siento un objeto, ese muñeco nuevo de cuando eras pequeño, ese que desde el momento que te lo compraron se convirtió en tu preferido hasta que llegó otro más nuevo aún. Fui un simple pasatiempo, eso que haces cuando no tienes más que hacer y estás aburrido. Sé que te serví de entretenimiento hasta que te cansaste, sé que no fui mucho más y tú no sabes cuanto duele. Es una sensación horrible sentirte usada, sentir que realmente tú no me quisiste como yo si, que no me sentiste como yo a ti. Realmente no me decepcionaste tú, me decepciono yo cada vez que intento encontrarme el fallo y veo que hay mil. Me decepciono cada vez que entiendo porque ni tú, ni nadie quiere compartir más que unos días de su vida conmigo. Siempre me quedo siendo una pequeña parte de la historia, unas páginas, con suerte un capitulo pero no mucho más. Yo no soy de las que llegan al fueron felices y comieron perdices. Ya no sé si habrá final feliz, o la historia infinita y eterna que me encantaría vivir y revivir todos los días de mi vida. Siento que no van a haber más príncipes, ni volveré a ser princesa. Siento que seré siempre doncella, que me usarán y usarán hasta que me vuelva inútil y ahí ni me quieran, ni me usen, ni sea nada. Y no sé cuando llegará ese momento pero estoy cansada.

domingo, 17 de marzo de 2013


Dicen que el tiempo pasa lento cuando estás triste. No lo sé, pero a mí estos meses se me han hecho efímeros. El tiempo ha pasado rápido, tanto que has podido tener más que otra historia, tan poco que no ha hecho falta más para olvidarme. Unos simples meses, no sé si unos simples días hicieron falta para borrar toda huella mía en tu vida. Pero aquí estoy yo, mantengo puño y letra cuando el único motivo que me lleva es escribirte. Sufrirte es lo que me mata lentamente como si me hubieran intoxicado la sangre e intoxicado también tengo el corazón. Tus mentiras y promesas fueron el mejor veneno, me dejaste agonizando por un amor tuyo, amor nuestro que nunca jamás en realidad existió. Lo idealicé, cree una persona perfecta con todo defecto que te encontré. Que no había nadie mejor, que nadie me sabría querer, ni entender como tú lo hacías. Sé que me equivoqué, porque pasar tus ratos libres conmigo no es querer, que mandarme un mensaje aburrido no es cuidar, que no me entendías porque me escucharas aquellos días cuando no tenías nada que hacer. Fui un capricho, y tú el niño que consiguió todo cuanto quiso de mí. No podrás quejarte, pero lo hiciste, ya que nada era suficiente para ti. No podía enfadarme, ni quejarme, ni decir que era lo que no me gustaba de ti. Era una histérica para ti, simplemente por enfadarme al descubrir que me engañabas. ¿Sabes? Era una persona humana, alguien que pensaba en ti cada vez que se despertaba, quien te soñaba, te esperaba y adoraba cada suspiro y sonido que hacía simplemente al respirar. Me dolía, me dolió que me mintieras, que me utilizaras como un objeto hasta que no te serví más. Me dañaste, me rompiste en pedazos y ahora siento que nadie de nuevo me sabrá encajar, nadie me va a arreglar y seguiré así, seguiré por ti. Meses ya, no sé si años acarreando con estos daños, con heridas abiertas, con lágrimas en la puerta de mis ojos cada vez que te empiezo a recordar. No sé si esto terminará, algún día quizá.. por ahora sigo esperando aceptando que ya no me estás amando y que pusiste a otra en mi lugar. Dejemos el tiempo pasar, como yo te quise nadie te va amar, como tú me quisiste nadie sabrá, pues esa no es manera de amar, tú solo conseguirte dejar un alma rota, solo supiste dañar.