miércoles, 23 de noviembre de 2011


He de confesar que estoy decepcionada. No con la vida, ni con nadie. Tampoco con alguna cosa en especial. En realidad estoy decepcionada de mí misma, muy decepcionada. Por sentir como sentí y siento esto. ¿Por qué torturarse así? ¿Por qué sufrir? Es estúpido, tan estúpido como no ahorrarme este dolor. El dolor de buscarte, de mirarte por ahí, de querer saber de ti. Sé que debería olvidar, eso debería haber hecho, pero no es tan fácil. Es tan complicado todo esto. Explícame cómo tú si puedes, cómo después de todo te has podido ir sin importarte todo eso que existía entre los dos. Es absurdo, como absurda es esta manera de querer. No me entiendo, cada día me entiendo menos. ¿Cómo? ¿Cómo después de este daño te siga queriendo aún más que ayer? 
Así es, masoquista, pero cierto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario